martes, 13 de julio de 2010

ARGENTINA PARA LOS ARGENTINOS


Fuimos una Nación.

Fuimos respetados y admirados.

Pero nuestra imprevisión, nuestra comodidad y nuestra desidia nos han conducido al presente estado de decadencia.

De allí a la caída hay solo un paso.

Y la caída significa la disolución como nación.

Sería fácil echarle la culpa a un gobierno, pero la realidad es mucho más cruel.

Llevamos cien años de decadencia.

Cuatro generaciones frustradas.

De aquél que fuera un país, solo queda una cáscara.

Aún hoy, pretendemos no darnos por enterados del ataque continuo por parte de un enemigo que ni siquiera somos capaces de identificar.

Este ataque se ejecuta todos los días contra las bases mismas de nuestra nacionalidad.

Se ataca nuestro TERRITORIO, permitiendo la venta de enormes extensiones de tierra a extranjeros, y enajenando nuestros recursos naturales.

Se ataca nuestra POBLACIÓN, permitiendo el ingreso irrestricto de extranjeros, que se instalan en asentamientos precarios, con medios de subsistencia en el borde de la legalidad.

Se ataca nuestra SOCIEDAD, alentando divisiones ficticias o anacrónicas, como campo y ciudad, izquierda y derecha, ricos y pobres, patrones y obreros, peronistas y antiperonistas, civiles y militares, jóvenes y viejos.
Se ataca nuestro IDIOMA a través de nuestros propios medios de comunicación, convirtiéndolo en un conjunto de sonidos guturales.

Se ataca nuestra HISTORIA, con la excusa de “humanizar” a nuestros héroes.
Se atacan nuestras RAÍCES ÉTNICAS, identificándolas errónea y maliciosamente con minorías indígenas.

Se ataca nuestra ECONOMÍA, destruyendo su base agropecuaria y agroindustrial.

Se ataca nuestra JUSTICIA, poniendo a nuestros jueces en juicio permanente, a merced del poder de turno.

Se ataca nuestra SALUD, permitiendo la instalación y propagación de enfermedades endémicas mortales.

Se ataca nuestra SEGURIDAD, degradando la Policía y legislando a favor de los delincuentes.

Se ataca nuestra POLÍTICA, permitiendo la elección solapada de mediocres y obsecuentes a través de listas-sábana.

Se ataca nuestra DEFENSA, denostando y debilitando nuestras Fuerzas Armadas.

Se ataca nuestra RELIGIÓN, empleando según convenga, el acoso a las jerarquías, la burla o la discriminación.

Se ataca nuestra SOBERANÍA, permitiendo que ciudadanos argentinos sean juzgados por jueces de países con pasado genocida y criminal.

Se ataca el DERECHO A LA VIDA, pretendiendo instalar un debate sobre el aborto, en el que las víctimas no tienen voz.

Se atacan nuestros SÍMBOLOS NACIONALES, no respetando la bandera, ni la escarapela ni el Himno Nacional.

Se ataca nuestra EDUCACIÓN, desmereciendo su utilidad e imponiendo sistemas ineficaces y disolventes.

Se ataca nuestra CONSTITUCIÓN, haciéndola dependiente de pactos y tratados generados en el extranjero.

Se ataca nuestro DESARROLLO, trabando todo proyecto con argumentos que colocan una supuesta defensa del ambiente por sobre las necesidades básicas de nuestra población.

Se ataca el concepto natural de FAMILIA, debilitando la autoridad de los padres y poniendo en duda su moral.

Se ataca el concepto de MORAL PÚBLICA, instalando la idea de que la corrupción es normal e inevitable.

Se ataca el valor de la EXPERIENCIA, a la vez que se exalta, se engaña y se manipula a los más jóvenes.

Se ataca nuestra JUVENTUD, alentando la libre distribución y adquisición de alcohol y drogas.

Se ataca nuestro FUTURO, sumergiéndonos en una estéril revisión de un pasado ya inmutable.

Se ataca el concepto de AUTORIDAD, en la familia, en la escuela y en la vida diaria, asociándolo al autoritarismo.

Se ataca el concepto de TRABAJO, desmereciendo su utilidad en favor de transitorios golpes de suerte.

Se ataca el concepto de EXCELENCIA ACADÉMICA, premiando la simpatía por sobre el rendimiento.

Se ataca el ORDEN, asociándolo falazmente con la represión.

Se ataca la LIBERTAD DE EXPRESIÓN, mediante la presión, persuasiva o extorsiva, sobre los medios de comunicación.

Se ataca la LIBERTAD DE TRÁNSITO, permitiendo que grupos de encapuchados armados regulen el paso.

Se ataca la PROPIEDAD PÚBLICA, permitiendo la ocupación ilegal de espacios y plazas.

Se ataca la PROPIEDAD PRIVADA, confiscando los ahorros de los ciudadanos para su uso sin control.

Somos el octavo país más grande del mundo y queremos seguir siéndolo.
Somos mayoritariamente de origen europeo y nos sentimos orgullosos de nuestras raíces.

Hablamos un idioma rico y sonoro.

Somos naturalmente religiosos y creemos en un solo Dios.

Creemos en la familia, como célula básica de la sociedad, y amamos a nuestros hijos.

Creemos en una justicia proba e independiente, como pilar de la Nación.
Creemos en la educación, como único camino para ser mejores.

Creemos en el trabajo como único medio de desarrollo.

Creemos que los Argentinos somos los únicos con derecho a dictar nuestras leyes y juzgarnos.

Creemos que los valores de honestidad e interés por el bien común existen y son parte integral de nuestro ser.

Nos sentimos orgullosos de nuestra historia y de nuestros héroes.

Apoyamos y alentamos a nuestros maestros, porque en sus manos está el país de mañana.

Apoyamos a la Policía, cuyos miembros arriesgan sus vidas para protegernos.

Apoyamos a nuestras Fuerzas Armadas, que durante dos siglos han derramado su sangre para que sigamos siendo libres.

Creemos que la única división real que sufre nuestra sociedad es la de los argentinos, que trabajan por la Nación, y los Traidores, que trabajan para destruirla.

Somos extranjeros en todos los países del mundo, menos en el nuestro. Si no lo cuidamos, nunca más seremos ciudadanos de ninguna parte. Y nuestros hijos, tampoco.

Quien ataca nuestra educación es un ignorante, o un perverso que pretende destruir nuestro futuro.

Quien no respeta nuestros símbolos nacionales no merece disfrutar de los derechos de ciudadano.

Quien ataca nuestra economía es un ladrón.

Quien ataca nuestros valores es un corrupto.

Quien ataca el derecho a la vida es un asesino.

Quien calla ante la opresión, la arbitrariedad y la violación de los derechos propios y ajenos, es un cobarde.

Quien ataca nuestra Justicia o nuestra Policía es un delincuente.
Quien ataca nuestras Fuerzas Armadas es un traidor.

Quien no hable nuestro idioma, a quien no le gusten nuestra historia, nuestras creencias y nuestras costumbres, que busque otro lugar donde vivir.

Porque el tiempo de la decisión ha llegado.

Ser argentinos o desaparecer.

“Serás lo que debas ser, y si no, no serás nada”.

ARGENTINA PARA LOS ARGENTINOS.

Ing. Guillermo Martínez Funes

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